Por la raíz del pelo algún dios me atrapó.
Sus vatios azules me hicieron chisporrotear como a un profeta del desierto.
Las noches desaparecieron, cerrándose de golpe, como los párpados de un lagarto.
Un mundo de días blancos y calvos en la cuenca sin sombras.
Un aburrimiento buitrero me dejó clavada a este árbol.
Si él fuera yo, haría lo que hice.
S. Plath
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